«El gran secreto de Pita»: Finalista Un Mundo de Cuento
- Año: 2020;
- Colección REDEC: Ciudadanía Global; Convivencia y cultura de Paz;
- Etapa educativa: Infantil (3 a 6 años); Jóvenes (a partir de 16 años); Primaria (6 a 12 años); Secundaria (12 a 16 años);
Por Sheila Muñoz Carrasco.
«¡Hola! Somos Mila y Juan; vivimos en un pequeño pueblo llamado Saldaña de Burgos. Nos gustaría compartir lo que mi prima y yo descubrimos después de una larga investigación. Es lo que llamamos “El gran secreto de Pita”.
Desde que éramos pequeños, siempre hemos jugado a un montón de cosas; entre ellas, nos encantaba jugar a ser auténticos investigadores, intentando encontrar la explicación a todas las cosas. Por ejemplo, cómo se producen las tormentas o por qué la luna cambia de forma. Un día decidimos empezar a observar a las personas de nuestro pueblo, intentando encontrar quién era la más feliz e investigar las verdaderas razones de la famosa felicidad de la que todo el mundo habla. Cuando comenzamos nuestra investigación descubrimos que no iba a ser tan fácil como pensábamos. Nos sentábamos en la plaza y comenzábamos simplemente a observar y escuchar… Pudimos ver que algunas se decían palabras feas, no se respetaban ni se cuidaban; además, sus caras no mostraban felicidad. Pero tras muchos días de observación, nos llamó la atención una persona que siempre iba caminando y sonriendo por el pueblo y no entendíamos el por qué, ya que era una pequeñita señora mayor con una gran joroba que a duras penas podía caminar. Así que decidimos investigarla de cerca.
Esa señora, la verdad es que no sabemos su nombre, pero le llaman “Pita”, y nos dijeron que tiene 81 años. Cuando comenzamos a observarla, la seguíamos por todas partes, y siempre tenía una sonrisa, así como bonitas palabras para todos. Había veces que las personas no le decían cosas buenas, pero ella siempre respondía con bellas palabras… ¡Qué curioso! Seguíamos sin entender nada. La seguimos discretamente hasta su casa y pudimos ver que era pequeña y humilde. Llegamos a la conclusión, de que el dinero es importante para sobrevivir, pero no nos da la verdadera felicidad, como la de esta señora. Luego si queremos conseguirla no necesitamos ni una casa grande, ni un coche lujoso, como nos muestran en la tele… ¿Qué será?
Preguntamos por el pueblo si Pita había viajado mucho y si había sido aventurera. Todos los señores y señoras del pueblo nos respondieron que no; pocas veces había salido del pueblo, y que las veces que salía, era con sus hijos e hijas para ir a comprar a la ciudad. Así que Mila y yo llegamos a la conclusión de que por más sitios que visitáramos o por más aventuras que tuviéramos, tampoco íbamos a encontrar el secreto de la felicidad. ¡Qué interesante esta señora!
Seguimos investigando sobre ella, y se nos ocurrió preguntar por el pueblo si alguna vez Pita había hecho algo malo a alguien, y todas las personas nos respondieron que no, que Pita siempre había tenido pequeños detalles con sus vecinos y vecinas; que no tenía mucho, pero cuando su huerta daba sus frutos, siempre lo compartía con sus vecinos, aunque los demás no compartieran con ella. ¡Qué curioso!
Llevábamos días investigándola, no encontrábamos ninguna prueba, seguíamos sin entender nada, y ya no sabíamos qué más hacer. Así que Mila y yo, preparamos unas preguntas y decidimos ir a entrevistarla. Y… ¿cómo no?, Pita nos abrió la puerta de su casa con una gran sonrisa. Cuando le dijimos que queríamos hacerle una entrevista, ella rió y dijo: “¡Claro!, ¿por qué no?”. Entonces comenzamos a entrevistarla.
– “Pita, ¿sabes cuál es la verdadera felicidad o dónde podríamos encontrarla?”.- Ella rió de nuevo y respondió: ¡Qué simpáticos! ¿Y por qué me lo preguntáis a mí?, respondió Pita.
– “Porque hemos observado que siempre tienes buenas palabras y una sonrisa para todos”, respondió Mila.
– “¡Qué observadores! Me alegra que me hagáis esa pregunta”, dijo Pita, y continuó hablando. “Por ser tan curiosos, os contaré mi secreto, y es que Cuanto más amor das, mejor estás.”- “¿Y eso qué significa? Le preguntamos.- “Pues un día me cansé de criticar y odiar a los demás, y de oír que el mundo estaba fatal y que no había nada que hacer. Me di cuenta de que el odio y el rencor me hacía daño a mí misma por dentro”, dijo Pita.
– “¿Y qué hiciste?”, preguntamos.- “Comencé a sembrar en mí semillas de comprensión, respeto y aceptación. Me di cuenta de que yo no podía cambiar nada en los demás, pero que sí podía cambiar cosas en mí misma. Así que no dejé que me afectara el comportamiento de los demás, aunque no se portaran bien conmigo. Aprendí a querer y aceptar a las personas tal y como son, por propio egoísmo”. dijo Pita.- “¿Por egoísmo?”, preguntamos con ojos como platos.- “¡Sí!”, respondió Pita. “Porque cuanto más quiero a los demás, más paz siento yo por dentro. Y eso es para mí lo que se llama felicidad. Es el amor el que te da las fuerzas para sonreír todos los días y superar las difíciles pruebas que a veces nos pone la vida”.
Mila y yo nos quedamos alucinados con la historia y las palabras de Pita. Nos dimos cuenta de que es ahí donde está la verdadera felicidad, en nuestro interior y en la forma de ver y apreciar la vida con nuestros ojos. Desde entonces mi prima y yo hicimos un pacto, que era promulgar las sabias palabras que humildemente nos había regalado Pita. Es lo que nosotros llamamos “El gran secreto de Pita.”
*Ilustración de Elena Guillén